Cementerio central de Buga, Diciembre

Los cementerios están ubicados en una disposición espacial y temporal diferente ya que en ellos se establece una relación entre el universo profano-terrestre y el sagrado-celeste.
El tiempo dentro de los cementerios es un tiempo ritual, suspendido. Una duración sin comienzo ni fin.

 La tierra dedicada a albergar y conmemorar a los muertos, es un espacio destinado también al encuentro y la interacción entre los vivos.Podemos apreciar en las visitas a los cementerios como las personas no se apresuran a partir tan pronto entregan el cuerpo a la tierra, sino que se quedan caminando, intercambiando noticias y recuerdos, recorriendo con la vista “las lapidas vecinas de ancianos muertos hace mucho tiempo, con la misma mirada en el rostro que tiene la gente en las bibliotecas y en los museos cuando estudia las vidas y obras de los otros para aprender sobre sí mismos”.

Entonamos despedidas y oraciones, esperando que el próximo día alguien se despida de nosotros al pasar.

OCTUBRE





Adaya llega siempre sin anunciarse, con ese caminar particular: una fuerza contenida a punto de estallar en cualquier momento. Contemplativa, calmada, astuta, deambula con familiaridad entre la oscuridad con ojos refulgentes de alucinada. Ambiguas son sus pupilas según incide la luz en ellas. Me gusta su carácter contemplativo, su curiosidad, su silencio, su ensayada pereza. Camina en la penumbra un poco casi como yo lo hago.

Yo no me atrevo nunca a tocarla. Trato de seducirla con esfuerzo pero sin un propósito definido, más bien a tientas. Ella se resiste con fiereza pero sin determinación. Adaya disfruta embrollarme con su sonrisa burlona. Esa odiada y adorada narcisista desconsiderada.

Ella intenta borrar cada rastro mío en si con la misma desesperación con la que yo me aferro a su presencia. Más que mirarme a los ojos y hablarme se revela ante mi abalanzándose y dándome un mazazo en la cabeza. Yo lo he encontrado siempre muy divertido.

SEPTIEMBRE



"Si tanto te turba tener que abandonar una vida minuciosamente infeliz, querrá decir que el balance ha sido,  contra todas las apariencias, positivo, y que el simple respirar y mirar la luz te compenso de todo dolor. Convéncete, pues, mientras respiras y miras, de que eres beato y perfecto: un dios irrepetible." G.B

Día de la madre.




 “Sin embargo, existen pocos acontecimientos tan dolorosos como la pérdida de un hijo. Puesto que se les ha privado de una vida razonable, de acuerdo con nuestra propia noción de la muerte, sus muertes se lloran más en privado que otras, incluso si no trascienden públicamente. En otras partes del mundo, en cuanto se establece que el lugar de los niños esta entre nosotros, es preciso hacer complicados arreglos para proceder a la simulación de todas las etapas restantes de la vida, para convertirlos en personas de verdad que puedan morir oficialmente, como es debido. En estos casos su muerte provoca incluso un esfuerzo colectivo mucho mayor que los reservados a los fallecimientos de los adultos más destacados.
Tanto entre los ojibwa como entre otras tribus indias es costumbre muy generalizada cortarse un mechón del cabello en memoria de los hijos fallecidos, sobre todo los que murieron siendo todavía niños de pecho, y envolverlo en un papel con lacitos de vivos colores. Alrededor se depositan los juguetes, amuletos y ropas de los pequeños desaparecidos. Estos forman un paquete bastante largo y grueso que se ata con cordeles  y puede pasearse como si fuera una muñeca.
A esta muñeca se le da un nombre que significa “dolor” o “infortunio” y que podría traducirse mejor como           “muñeca de la tristeza”. Este objeto inanimado ocupa el lugar de la criatura fallecida. La madre enlutada la lleva consigo durante todo un año: la coloca cerca de si ante el hogar, y suspira con bastante frecuencia al mirarla. También la lleva consigo durante los viajes y excursiones, como si fuera una criatura viva. La idea fundamental, me dijeron, era que la criatura pequeña, indefensa y muerta, al no saber caminar, no podría encontrar el camino que lleva al paraíso. La madre podría ayudar a su alma en el viaje llevando continuamente consigo su representación. Así lo hacen hasta que el espíritu de la criatura ha crecido lo suficiente para valerse por sí solo.

En un plano más general, la creencia en la reencarnación de los muertos alienta a que se vincule a los niños tanto con la muerte como con la vida. Puede considerarse que unos índices de mortalidad infantil elevados son signos de que los niños están ansiosos por volver al país de los muertos. Entre los Tinglit de Alaska se esperaba que los niños recordaran sus existencias previas mientras todavía eran pequeños. Solo mucho más tarde se cortaba el marchito cordón umbilical que llevaban alrededor del cuello y se les reprochaban esa clase de recuerdos.

En gran parte de África occidental existe la creencia de que ciertos niños son “niños fantasma”, seres maliciosos nacidos entre el dolor y el sufrimiento que infligen dolor y sufrimiento a sus padres y después mueren ignominiosamente, solo para poder renacer. Estos monstruosos niños se alimentan del sufrimiento de sus padres y venden las lágrimas de estos a cambio de enormes sumas de dinero en el país de los muertos. Si se les identifica a tiempo se les dan nombres que hagan referencia a su fealdad o su perversidad para que resulten poco atractivos a los espíritus, o se les embadurna con materias repugnantes para que pueda romperse el circulo. Tras la muerte, es posible que sus cuerpos sean mutilados”

Bailando sobre la tumba, Nigels Barley. Ed Anagrama.

2. Antes y después de los hechos. (Fragmento)






“Es frecuente que otras culturas vean el cuerpo como un receptáculo abierto formado por fuerzas mucho más complejas que las que abarca la simplista división occidental en cuerpo y alma. Una persona existe donde coinciden temporalmente una identidad y un cuerpo, pero pueden añadirse o perderse componentes, o crecer y menguar. Nuestra invención de términos como “identidad social” sencillamente pretende generalizar la división occidental del mundo en lo material y lo inmaterial, y aunque sea útil para comparaciones simples, a menudo violenta el pensamiento de otros (…) Los Samo del Alto Volta enumeran al menos doce componentes del ser humano que resultan difíciles de incluir en cualquiera de las dos categorías. Los fang del Gabón tiene siete almas, los dogon de Malí ocho de ambos sexos, e incluso comparten alma con sus compañeros de bromas, sus vecinos los bozo.

Los avatip también tienen una versión de la constitución humana que se resiste a cualquier clasificación simple. Consideran que el “espíritu” de un hombre comienza como una energía vital más o menos neutral. Mediante una transformación ritual, se hace cada vez más autónoma, concreta y peligrosa, hasta que, entre las personas mayores, se aloja en una bolsa de malla, que se guarda en casa salvo para las ocasiones rituales, algo que pueden ponerse en los momentos apropiados pero mantener en lugar seguro en otros(…) 
Cada uno de nosotros lleva un animal adentro. Casi todo nuestro ADN lo compartimos con formas de vida muy inferiores. La humanidad no es otra cosa que un añadido tardío en los márgenes del anteproyecto. Este punto de vista está presente en campos tan diversos como la etología (la noción según la cual el hombre es un simio mejorado), la psiquiatría (la noción de que en nuestro interior existen deseos salvajes pugnando por escapar de la coraza civilizada) y los estudios estratégicos (la noción de que la guerra y la agresión son inherentes a la condición humana). Todos ellos pueden considerarse variantes del totemismo, la idea, compartida por muchos pueblos, de que las relaciones entre animales son una buena manera de reflexionar sobre la condición humana (…) Los indios chamula de México sostienen que todo el mundo tiene tres almas. Una se encuentra en la punta de la lengua y está relacionada con la vela celeste que determina previamente la duración de su vida. Las otras dos son almas gemelas compartidas con animales que viven en corrales celestiales y en las montañas. Los ricos y poderosos tiene como gemelos a jaguares y coyotes. Las gentes de rango inferior tiene como gemelos a zarigüeyas y ardillas. Los animales luchan y los débiles pueden ser atacados por los fuertes, que pueden tener como gemelos a hechiceros. A su vez, los animales pueden escapar del corral o ser vendidos al dios de la tierra, o pueden morir por los disparos de cazadores ignorantes. Todas estas cosas hacen enfermar al compañero humano e incluso llegan a matarle. De ahí que la muerte no provoque la pérdida del alma. Es la pérdida del alma lo que provoca la muerte.”

ABRIL



Ninguna pasión arde si no la alimenta, de vez en cuando, la mala fe.




MARZO



“Como el hombre de Lascaux he buscado, para grabar mis signos,
 el muro más secreto 
y tenebroso 
de la caverna” G.B